Ayer pasó el pasado con su historia
y su deshilachada incertidumbre,
con su huella de espanto y de reproche
fue haciendo del dolor una costumbre,
sembrando de fracasos tu memoria
y dejándote a solas con la noche.
Recuerdo que cada año escribía lo mismo en la carta...
"Por favor, por favor, por favor quiero el camper de Barbie"
"Este año si me porté bien, por favor traigan el camper de Barbie"
"Este año no quiero ningún otro juguete, solo el camper de Barbie"
Así fueron los primeros años de escuela... hasta que fui perdiendo la emoción de siquiera ver el comercial.
Pasó el tiempo y llegó el día en el que me revelaron el gran secreto y me explicaron el procedimiento operativo de los regalos... no era una cuestión monetaria, ahora que lo pienso, se gastaban hasta 3 veces más de lo que valía el camper en aquellos días.
Lo deseaba tanto... me imaginaba los diálogos que tendrían las muñecas cuando "fueran de paseo"... ya había elegido a las que se subirían y las cosas que llevarían.
Cuando se es pequeño, la relatividad del tiempo hace que transcurra una eternidad entre enero y enero. Yo esperaba pacientemente, escribía la carta con la letra más bonita que podía, le dibujaba cosas, ponía las mayúsculas con rojo, boleaba muy bien los zapatos... vaya, me esforzaba, le dedicaba varios días, porque en la escuela aprendí que si uno se esmera en su tarea y la presentación es impecable (aunque ahora sé, que la definición de impecable depende directamente del criterio de quien evalúa), uno puede sacar 10 y salir en el cuadro de honor y cargar el trapo ese de tres colores en el show de los lunes por la mañana...
Y con todo eso... el camper no llegaba, y yo pensaba que tal vez el siguiente año... o el siguiente... o el siguiente...
Hasta que entendí que no llegaría.
Cuando me dijeron como funcionaba, explicaron también que un beneficio de saber la verdad, es que podía ir a elegir los regalos y pedir lo que yo quisiera... pero ya no estaba emocionada por aquel artículo. Llegaría el siguiente enero, sin duda alguna me pondría a jugar con él, sin duda alguna le iba a dar el uso que a todos los otros juguetes. El camper cumpliría su lúdico propósito. Las muñecas elegidas subirían con sus respectivos equipajes. Pero dejó de haber esmero en la carta, ya no había inquietud por los comerciales... algo se apagó.
__self__ name(" w32lovesan");