February 20, 2017

Lágrimas II




- Elige una ciudad, elige la que tú quieras,
y vámonos en un año. Vámonos.
- No. Feliz Año Nuevo.

Lágrimas en el camino...
Lágrimas en la noche y en el día...
La condena de una elección. La condena de la espera.
Hace no tanto que toda mi vida era un "Tu contacto está ahora conectado".
Ahora mi vida es un "En línea".
Hace no tanto que había que esperar a que terminaran las clases para cruzar un par de palabras. Para un sábado, para un domingo. [Esperar a ser normales I].
Ahora hay que esperar al fin de semana. Al fin de mes. A que todos terminen su turno para que medio empiece el mío. 
Tantos años, tantas personas... y todavía hay que hacer cita para conseguir un hombro para apoyarse, la espera es aún más larga si lo que se necesita es uno para llorar.
El paisaje ha cambiado, los edificios son otros, los intereses, los amores y las amistades, sin embargo, aquello de la soledad permanece constante. Aún hay que refugiarse en una cabina para que no se escape la vida por los ojos. Aún hay que esperar detrás de un monitor, detrás de una pantalla a que lleguen palabras que hagan las veces de un roce de mano. 
Nosotros, los que esperamos al otro lado de la conexión estamos condenados a estar enamorados de las letras en la pantalla. De la idea que nos formamos. Nosotros, los que idealizamos, estamos condenados a vivir solos mientras mantenemos la mano en el teclado. A llorar con una mano en el teclado. A reír con una mano en el teclado. Vamos al funeral, a la tienda, al examen, a la junta, a la chingada... pero sin soltar el teclado. Nosotros los aferrados a que las cosas mejoren. Nosotros los ilusionados. Nosotros los que le encargamos la felicidad al celular, con la esperanza de que algo cambie, pero viviendo al margen de lo que la sesión activa permita.

Es una vida de esperar a ser normal.

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